A partir de la conquista española, el sistema de dominación y organización social se impuso desde el poder monárquico, influenciado por la Iglesia. Este sistema, apropiado y resignificado por élites terratenientes locales, se tradujo en una forma de control que también puede ser interpretado desde el concepto de “poder pastoral”.
Luego de los procesos independentistas en América Latina, los sistemas de organización social y poder político se enfocaron en el mantenimiento del equilibrio social, a través de la institucionalidad del Estado. Conceptos como ciudadanía, democracia, pueblo, derechos, entre otros, fundamentaron el nacimiento de diversas corrientes políticas e ideológicas que marcaron los límites y las libertades del poder.